El
marinero náufrago
Enrique Andersen Imbert
Enrique Andersen Imbert
Compuesto,
según algunos egiptólogos,
entre 2135 y 2040 a.C.
entre 2135 y 2040 a.C.
Un importante funcionario de la corte vuelve después de una expedición, con
sentimientos de fracaso y de temor ante posibles castigos. Al verlo tan
deprimido, un servidor quiere animarlo contándole una aventura personal que
probará que los desastres suelen ser compensados con dichas. Ésta es la
aventura, en el Mar Rojo:
Ha zarpado en un barco, junto con otros ciento veinte hombres, de los mejores de Egipto, y en una tormenta el barco se hunde y los ciento veinte hombres se ahogan. Él, asido a una tabla, arriba a una isla desierta. Durante tres días vive solo, sin más compañía que la de su corazón. De pronto tiembla la tierra y crujen los árboles: es una serpiente gigantesca, con escamas de oro. El marinero queda paralizado de terror. La serpiente, entonces, lo alza con la boca y, sin dañarlo, se lo lleva a su vivienda, donde le pregunta:
-¿Quién te ha traído a esta isla?
-Una ola de mar -contesta el marinero, y le explica su viaje, su naufragio…
-No te asustes -dice la serpiente-. Dios te ha traído a esta fantasmal Isla de la Abundancia. Dentro de cuatro meses vendrá un barco tripulado por amigos tuyos que te llevarán al palacio del rey. Sano y salvo, tendrás el placer de contar tu aventura. La mía es más triste: yo vivía muy feliz, en el seno de mi familia de serpientes, cuando cayó una estrella y todos, menos yo, murieron quemados. Tú, en cambio, volverás a tu mujer y a tus hijos
El marinero se postra y promete a la serpiente que la hará famosa y que desde Egipto le mandará navíos con riquezas y perfumes. La serpiente se ríe: las mejores riquezas, los mejores perfumes ya están en la isla; además nadie volverá a ver esta isla pues apenas el marinero se vaya, la isla se disolverá en el mar.
Tal como se lo han predicho, el marinero ve acercarse un navío con amigos y va a saludar a la serpiente, quien le regala un cargamento de cosas preciosas. Se abrazan y despiden. Nadie, nunca más, ha vuelto a ver ni a la serpiente ni la isla.
Termina el servidor su cuento y el funcionario, que sigue deprimido, le contesta:
-Tu cuento no me saca de la desesperación. ¿De qué vale dar en la madrugada agua al ganso siendo que esa misma mañana han de retorcerle el cuello?
Ha zarpado en un barco, junto con otros ciento veinte hombres, de los mejores de Egipto, y en una tormenta el barco se hunde y los ciento veinte hombres se ahogan. Él, asido a una tabla, arriba a una isla desierta. Durante tres días vive solo, sin más compañía que la de su corazón. De pronto tiembla la tierra y crujen los árboles: es una serpiente gigantesca, con escamas de oro. El marinero queda paralizado de terror. La serpiente, entonces, lo alza con la boca y, sin dañarlo, se lo lleva a su vivienda, donde le pregunta:
-¿Quién te ha traído a esta isla?
-Una ola de mar -contesta el marinero, y le explica su viaje, su naufragio…
-No te asustes -dice la serpiente-. Dios te ha traído a esta fantasmal Isla de la Abundancia. Dentro de cuatro meses vendrá un barco tripulado por amigos tuyos que te llevarán al palacio del rey. Sano y salvo, tendrás el placer de contar tu aventura. La mía es más triste: yo vivía muy feliz, en el seno de mi familia de serpientes, cuando cayó una estrella y todos, menos yo, murieron quemados. Tú, en cambio, volverás a tu mujer y a tus hijos
El marinero se postra y promete a la serpiente que la hará famosa y que desde Egipto le mandará navíos con riquezas y perfumes. La serpiente se ríe: las mejores riquezas, los mejores perfumes ya están en la isla; además nadie volverá a ver esta isla pues apenas el marinero se vaya, la isla se disolverá en el mar.
Tal como se lo han predicho, el marinero ve acercarse un navío con amigos y va a saludar a la serpiente, quien le regala un cargamento de cosas preciosas. Se abrazan y despiden. Nadie, nunca más, ha vuelto a ver ni a la serpiente ni la isla.
Termina el servidor su cuento y el funcionario, que sigue deprimido, le contesta:
-Tu cuento no me saca de la desesperación. ¿De qué vale dar en la madrugada agua al ganso siendo que esa misma mañana han de retorcerle el cuello?
Actividades
1. En el texto de Anderson Imbert hay tres
historias:
a) Pinta cada una con un color diferente.
b) Explica brevemente qué narra cada una.
c) ¿Cómo clasificarías a cada una de las historias que aparece en este cuento? Fundamenta tu respuesta.
d) ¿Cómo clasificarías a todo el cuento? Explica.
e) Subraya en el texto las oraciones que anuncian el comienzo y el fin de la narración central.
f) De la historia que sirve de marco a la más extensa, extrae un sustantivo y un adjetivo que reflejen el estado de ánimo del personaje principal.
b) Explica brevemente qué narra cada una.
c) ¿Cómo clasificarías a cada una de las historias que aparece en este cuento? Fundamenta tu respuesta.
d) ¿Cómo clasificarías a todo el cuento? Explica.
e) Subraya en el texto las oraciones que anuncian el comienzo y el fin de la narración central.
f) De la historia que sirve de marco a la más extensa, extrae un sustantivo y un adjetivo que reflejen el estado de ánimo del personaje principal.
2.
Explica el significado que tiene la oración final del relato, en relación con
la historia más breve.
3. ¿Cuál es la función del lenguaje y la trama predominante en el texto?
4. Señala y extrae los adjetivos y clasifícalos.
5. En el texto subraya 4 verbos.
6. Llena los espacios en blanco, según corresponda.
3. ¿Cuál es la función del lenguaje y la trama predominante en el texto?
4. Señala y extrae los adjetivos y clasifícalos.
5. En el texto subraya 4 verbos.
6. Llena los espacios en blanco, según corresponda.
Sustantivo
colectivo / sustantivo individual
Tripulación / ……………………
………………….. / estrella
…………………….. /
navío
Familia / ……………………
7. Clasifica las siguientes palabras en agudas,
graves o esdrújulas: compañía, árboles, volverá, gigantesca, corazón, terror.
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