PARA TERCERO SAN BLAS
TRABAJO PARA TERCER AÑO PARA MAÑANA VIERNES
13 DE ABRIL: leer con atención el cuento y responder las consignas para el LUNES.
RESPONDE las consignas de El
peatón, de Ray Bradbury (el
cuento está al final).
Opción por si
quieren escucharlo: https://www.ivoox.com/peaton-ray-bradbury-audios-mp3_rf_609420_1.html
El peatón,
de Ray Bradbury
Entrar en aquel
silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de noviembre, pisar
la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con las manos en
los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor Leonard
Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas
iluminadas por la Luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar.
Pero realmente no importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o
era como si estuviese solo. Y una vez que se decidía, caminaba otra vez,
lanzando ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.
A veces
caminaba durante horas y kilómetros y volvía a su casa a medianoche. Y pasaba
ante casas de ventanas oscuras y parecía como si pasease por un cementerio;
sólo unos débiles resplandores de luz de luciérnaga brillaban a veces tras las
ventanas. Unos repentinos fantasmas grises parecían manifestarse en las paredes
interiores de un cuarto, donde aún no habían cerrado las cortinas a la noche. O
se oían unos murmullos y susurros en un edificio sepulcral donde aún no habían
cerrado una ventana.
El señor
Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía
caminando, sin que sus pisadas resonaran en la acera. Durante un tiempo había
pensado ponerse unos botines para pasear de noche, pues entonces los perros, en
intermitentes jaurías, acompañarían su paseo con ladridos al oír el ruido de
los tacos, y se encenderían luces y aparecerían caras, y toda una calle se
sobresaltaría ante el paso de la solitaria figura, él mismo, en las primeras
horas de una noche de noviembre.
En esta noche
particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste, hacia el
mar oculto. Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le
lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un árbol de Navidad. Podía sentir
la luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve
invisible. El señor Mead escuchaba satisfecho el débil susurro de sus zapatos
blandos en las hojas otoñales, y silbaba quedamente una fría canción entre
dientes, recogiendo ocasionalmente una hoja al pasar, examinando el esqueleto
de su estructura en los raros faroles, oliendo su herrumbrado olor.
_Hola, los de adentro _les murmuraba a todas las casas, de todas las aceras_ ¿Qué hay esta noche en el canal cuatro, el canal siete, el canal nueve? ¿Por dónde corren los cowboys? ¿No viene ya la caballería de los Estados Unidos por aquella loma?
_Hola, los de adentro _les murmuraba a todas las casas, de todas las aceras_ ¿Qué hay esta noche en el canal cuatro, el canal siete, el canal nueve? ¿Por dónde corren los cowboys? ¿No viene ya la caballería de los Estados Unidos por aquella loma?
La calle era
silenciosa y larga y desierta, y sólo su sombra se movía, como la sombra de un
halcón en el campo. Si cerraba los ojos y se quedaba muy quieto, inmóvil, podía
imaginarse en el centro de una llanura, un desierto de Arizona, invernal y sin
vientos, sin ninguna casa en mil kilómetros a la redonda, sin otra compañía que
los cauces secos de los ríos, las calles.
_¿Qué pasa ahora? _les preguntó a las casas, mirando su reloj de pulsera_ Las ocho y media. ¿Hora de una docena de variados crímenes? ¿Un programa de adivinanzas? ¿Una revista política? ¿Un comediante que se cae del escenario?
_¿Qué pasa ahora? _les preguntó a las casas, mirando su reloj de pulsera_ Las ocho y media. ¿Hora de una docena de variados crímenes? ¿Un programa de adivinanzas? ¿Una revista política? ¿Un comediante que se cae del escenario?
¿Era un
murmullo de risas el que venía desde aquella casa a la luz de la luna? El señor
Mead titubeó, y siguió su camino. No se oía nada más. Trastabilló en un
saliente de la acera. El cemento desaparecía ya bajo las hierbas y las flores.
Luego de diez años de caminatas, de noche y de día, en miles de kilómetros,
nunca había encontrado a otra persona que se paseara como él.
Llegó a una
parte cubierta de tréboles donde dos carreteras cruzaban la ciudad. Durante el
día se sucedían allí tronadoras oleadas de autos, con un gran susurro de
insectos. Los coches escarabajos corrían hacia lejanas metas tratando de
pasarse unos a otros, exhalando un incienso débil. Pero ahora estas carreteras
eran como arroyos en una seca estación, sólo piedras y luz de luna.
Leonard Mead
dobló por una calle lateral hacia su casa. Estaba a una manzana de su destino
cuando un coche solitario apareció de pronto en una esquina y lanzó sobre él un
brillante cono de luz blanca. Leonard Mead se quedó paralizado, casi como una
polilla nocturna, atontado por la luz.
Una voz
metálica llamó:
_Quieto. ¡Quédese ahí! ¡No se mueva!
_Quieto. ¡Quédese ahí! ¡No se mueva!
Mead se detuvo.
_¡Arriba las
manos!
_Pero... _dijo
Mead.
_¡Arriba las
manos, o dispararemos!
La policía, por
supuesto, pero qué cosa rara e increíble; en una ciudad de tres millones de
habitantes sólo había un coche de policía. ¿No era así? Un año antes, en 2052,
el año de la elección, las fuerzas policiales habían sido reducidas de tres
coches a uno. El crimen disminuía cada vez más; no había necesidad de policía,
salvo este coche solitario que iba y venía por las calles desiertas.
_¿Su nombre?
_dijo el coche de policía con un susurro metálico.
Mead, con la
luz del reflector en sus ojos, no podía ver a los hombres.
_Leonard Mead
_dijo.
_¡Más alto!
_¡Leonard Mead!
_¿Ocupación o
profesión?
_Imagino que ustedes me llamarían un escritor.
_Imagino que ustedes me llamarían un escritor.
_Sin profesión
_dijo el coche de policía como si se hablara a sí mismo.
La luz
inmovilizaba al señor Mead, como una pieza de museo atravesada por una aguja.
_Sí, puede ser
así _dijo.
No escribía
desde hacía años. Ya no vendían libros ni revistas. Todo ocurría ahora en casa
como tumbas, pensó, continuando sus fantasías. Las tumbas, mal iluminadas por
la luz de la televisión, donde la gente estaba como muerta, con una luz
multicolor que les rozaba la cara, pero que nunca los tocaba realmente.
_Sin profesión
_dijo la voz de fonógrafo, siseando_ ¿Qué estaba haciendo afuera?
_Caminando
_dijo Leonard Mead.
_¡Caminando!
_Sólo caminando
_dijo Mead simplemente, pero sintiendo un frío en la cara.
_¿Caminando,
sólo caminando, caminando?
_Sí, señor.
_¿Caminando
hacia dónde? ¿Para qué?
_Caminando para
tomar aire. Caminando para ver.
_¡Su dirección!
_Calle Saint
James, once, sur.
_¿Hay aire en
su casa, tiene usted acondicionador de aire, señor Mead?
_Sí.
_¿Y tiene usted
televisor?
_No.
_¿No?
Se oyó un suave
crujido que era en sí mismo una acusación.
_¿Es usted
casado, señor Mead?
_No.
_No es casado
_dijo la voz de la policía detrás del rayo brillante.
La luna estaba
alta y brillaba entre las estrellas, y las casas eran grises y silenciosas.
_Nadie me
quiere _dijo Leonard Mead con una sonrisa.
_¡No hable si
no le preguntan!
Leonard Mead esperó
en la noche fría.
_¿Sólo
caminando, señor Mead?
_Sí.
_Pero no ha
dicho para qué.
_Lo he dicho;
para tomar aire, y ver, y caminar simplemente.
_¿Ha hecho esto
a menudo?
_Todas las
noches durante años.
El coche de
policía estaba en el centro de la calle, con su garganta de radio que zumbaba
débilmente.
_Bueno, señor
Mead _dijo el coche.
_¿Eso es todo?
_preguntó Mead cortésmente.
_Sí _dijo la
voz_ Acérquese. _Se oyó un suspiro, un chasquido. La portezuela trasera del
coche se abrió de par en par_ Entre.
_Un minuto. ¡No
he hecho nada!
_Entre.
_¡Protesto!
_Señor Mead...
Mead entró como
un hombre que de pronto se sintiera borracho. Cuando pasó junto a la ventanilla
delantera del coche, miró adentro. Tal como esperaba, no había nadie en el
asiento delantero, nadie en el coche.
_Entre.
Mead se apoyó
en la portezuela y miró el asiento trasero, que era un pequeño calabozo, una
cárcel en miniatura con barrotes. Olía a antiséptico; olía a demasiado limpio y
duro y metálico. No había allí nada blando.
_Si tuviera una
esposa que le sirviera de coartada... _dijo la voz de hierro_ Pero...
_¿Hacia dónde
me llevan?
El coche
titubeó, dejó oír un débil y chirriante zumbido, como si en alguna parte algo
estuviese informando, dejando caer tarjetas perforadas bajo ojos eléctricos.
_Al Centro
Psiquiátrico de Investigación de Tendencias Regresivas.
Mead entró. La
puerta se cerró con un golpe blando. El coche policía rodó por las avenidas
nocturnas, lanzando adelante sus débiles luces.
Pasaron ante
una casa en una calle un momento después. Una casa más en una ciudad de casas
oscuras. Pero en todas las ventanas de esta casa había una resplandeciente
claridad amarilla, rectangular y cálida en la fría oscuridad.
_Mi casa
_dijo Leonard Mead.
Nadie le
respondió.
El coche corrió
por los cauces secos de las calles, alejándose, dejando atrás las calles
desiertas con las aceras desiertas, sin escucharse ningún otro sonido, ni hubo
ningún otro movimiento en todo el resto de la helada noche de noviembre.
F I N
CONSIGNAS:
1) ¿Por qué el cuento se titula "El
peatón"?
2) ¿Qué actitudes de Leonard Mead lo
transforman ante el resto de la sociedad en la que vive en un ser excéntrico o
anormal?
3) ¿Cómo es la vida de las otras personas?
4) En este cuento se trabajan diversas
oposiciones: la casa de Leonard / la casa de los otros; las calles durante el
día/ las calles durante la noche, etc. Reconozcan al menos dos oposiciones más
en el texto e indiquen qué función cumplen.
5) ¡Qué modificaciones sufrió la sociedad
donde habita Mead en el último año? ¿Son positivas o negativas? Fundamenten su
respuesta.
6) Reflexionen y redacten un texto donde
describan cómo son las relaciones interpersonales en la sociedad que el texto
de Bradbury presenta. Viertan, además, en dicho texto sus apreciaciones
personales acerca de esa sociedad.
7) escribe un texto pensando en que
conductas o actitudes actuales de la sociedad nos pueden llevar a ese tipo de
futuro.
8) ¿Qué mensaje quiere dar el autor con el
texto? ¿por qué es un texto de ciencia ficción? ¿Qué elementos lo determinan?
👎
ResponderEliminar❤❤❤
Eliminarnznz
ResponderEliminarCuáles son las opociciones en el cuento?
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