martes, 31 de julio de 2018

El escuerzo de LEOPOLDO LUGONES


El escuerzo     Imagen relacionada
PARA SEGUNDO AÑO DE SAN BLAS

Uno de los cuentos fantásticos de Las fuerzas extrañas, libro publicado en 1906, a propósito de la inclusión de Juan Diego Incardona en sus imprescindibles del miércoles pasado.
Por Leopoldo Lugones.

Un día de tantos, jugando en la quinta de la casa donde habitaba la familia, di con un pequeño sapo que, en vez de huir como sus congéneres más corpulentos, se hinchó extraordinariamente bajo mis pedradas. Horrorizábanme los sapos y era mi diversión aplastar cuantos podía. Así es que el pequeño y obstinado reptil no tardó en sucumbir a los golpes de mis piedras. Como todos los muchachos criados en la vida semi-campestre de nuestras ciudades de provincia, yo era un sabio en lagartos y sapos. Además, la casa estaba situada cerca de un arroyo que cruza la ciudad, lo cual contribuía a aumentar la frecuencia de mis relaciones con tales bichos. Entro en estos detalles, para que se comprenda bien cómo me sorprendí al notar que el atrabiliario sapito me era enteramente desconocido. Circunstancia de consulta, pues. Y tomando mi víctima con toda la precaución del caso, fui a preguntar por ella a la vieja criada, confidente de mis primeras empresas de cazador. Tenía yo ocho años y ella sesenta. El asunto había, pues, de interesarnos a ambos. La buena mujer estaba, como de costumbre, sentada a la puerta de la cocina, y yo esperaba ver acogido mi relato con la acostumbrada benevolencia, cuando apenas hube empezado, la vi levantarse apresuradamente y arrebatarme de las manos el despanzurrado animalejo.

–¡Gracias a Dios que no lo hayas dejado! –exclamó con muestras de la mayor alegría–. En este mismo instante vamos a quemarlo.
–Quemarlo? –dije yo–; pero qué va a hacer, si ya está muerto...
–¿No sabes que es un escuerzo –replicó en tono misterioso mi interlocutora– y que este animalito resucita si no lo queman? ¡Quién te mandó matarlo! ¡Eso habías de sacar el fin con tus pedradas! Ahora voy a contarte lo que le pasó al hijo de mi amiga la finada Antonia, que en paz descanse.
Mientras hablaba, había recogido y encendido algunas astillas sobre las cuales puso el cadáver del escuerzo.
¡Un escuerzo! decía yo, aterrado bajo mi piel de muchacho travieso; un escuerzo! Y sacudía los dedos como si el frío del sapo se me hubiera pegado a ellos. ¡Un sapo resucitado! Era para enfriarle la médula a un hombre de barba entera.
–¿Pero usted piensa contarnos una nueva batracomiomaquía? –interrumpió aquí Julia con el amable desenfado de su coquetería de treinta años.
–De ningún modo, señorita. Es una historia que ha pasado. Julia sonrió.
–No puede usted figurarse cuánto deseo conocerla...
–Será usted complacida, tanto más cuanto que tengo le pretensión de vengarme con ella de su sonrisa. Así, pues –proseguí–, mientras se asaba mi fatídica pieza de caza, le vieja criada hilvanó su narración que es como sigue:
Antonia, su amiga, viuda de un soldado, vivía con el hijo único que había tenido de él, en una casita muy pobre, distante de toda población. El muchacho trabajaba para ambos, cortando madera en el vecino bosque, y así pasaban año tras año, haciendo a pie la jornada de la vida. Un día volvió, como de costumbre, por la tarde, para tomar su mate, alegre, sano, vigoroso, con su hacha al hombro. Y mientras lo hacía, refirió a su madre que en la raíz de cierto árbol muy viejo había encontrado un escuerzo, al cual no le valieron hinchazones para quedar hecho una tortilla bajo el ojo de su hacha.
La pobre vieja se llenó de aflicción al escucharlo, pidiéndole que por favor la acompañara al sitio, para quemar el cadáver del animal.
–Has de saber –le dijo– que el escuerzo no perdona jamás al que lo ofende. Si no lo queman, resucita, sigue el rastro de su matador y no descansa hasta que pueda hacer con él otro tanto.
El buen muchacho rió grandemente del cuento, intentando convencer a la pobre vieja de que aquello era una paparruchada buena para asustar chicos molestos, pero indigna de preocupar a una persona de cierta reflexión. Ella insistió, sin embargo, en que la acompañara a quemar los restos del animal.
Inútil fue toda broma, toda indicación sobre lo distante delsitio, sobre el daño que podía causarle, siendo ya tan vieja, el sereno de aquella tarde de noviembre. A toda costa quiso ir y él tuvo que decidirse a acompañarla.
No era tan distante; unas seis cuadras a lo más. Fácilmente dieron con el árbol recién cortado, pero por más que hurgaron entre las astillas y las ramas desprendidas, el cadáver del escuerzo no apareció.
–¿No te lo dije? –exclamó ella echándose a llorar–; ya se ha ido; ahora ya no tiene remedio esto. ¡Mi padre San Antonio te ampare!
–Pero qué tontera, afligirse así. Se lo habrán llevado las hormigas o lo comería algún zorro hambriento. ¡Habráse visto extravagancia, llorar por un sapo! Lo mejor es volver, que ya viene anocheciendo y la humedad de los pastos es dañosa.
Regresaron, pues, a la casita, ella siempre llorosa, él procurando distraerla con detalles sobre el maizal que prometía buena cosecha si seguía lloviendo; hasta volver de nuevo a las bromas y risas en presencia de su obstinada tristeza. Era casi de noche cuando llegaron. Después de un registro minucioso por todos los rincones, que excitó de nuevo la risa del muchacho, comieron en el patio, silenciosamente, a la luz de la luna, y ya se disponía él a tenderse sobre su montura para dormir, cuando Antonia le suplicó que por aquella noche siquiera, consintiese en encerrarse dentro de una caja de madera que poseía y dormir allí.
La protesta contra semejante petición fue viva. Estaba chocha, la pobre, no había duda. ¡A quién se le ocurría pensar en hacerlo dormir, con aquel calor, dentro de una caja que seguramente estaría llena de sabandijas!
Pero tales fueron las súplicas de la anciana que, como el muchacho la quería tanto, decidió acceder a semejante capricho. La caja era grande, y aunque un poco encogido, no estaría del todo mal. Con gran solicitud fue arreglada en el fondo la cama, metióse él adentro, y la triste viuda tomó asiento al lado del mueble, decidida a pasar la noche en vela para cerrarlo apenas hubiera la menor señal de peligro.
Calculaba ella que sería la medianoche, pues la luna muy baja empezaba a bañar con su luz el aposento, cuando de repente un bultito negro, casi imperceptible, saltó sobre el dintel de la puerta que no se había cerrado por efecto del gran calor. Antonia se estremeció de angustia.
Allí estaba, pues, el vengativo animal, sentado sobre las patas traseras, como meditando un plan. ¡Qué mal había hecho el joven en reírse! Aquella figurita lúgubre, inmóvil en la puerta llena de luna, se agrandaba extraordinariamente, tomaba proporciones de monstruo. ¿Pero, si no era más que uno de los tantos sapos familiares que entraban cada noche a la casa en busca de insectos? Un momento respiró, sostenida por esta idea. Mas el escuerzo dio de pronto un saltito, después otro, en dirección a la caja. Su intención era manifiesta. No se apresuraba, como si estuviera seguro de su presa. Antonia miró con indecible expresión de terror a su hijo; dormía, vencido por el sueño, respirando acompasadamente.
Entonces, con mano inquieta, dejó caer sin hacer ruido la tapa del pesado mueble. El animal no se detenía. Seguía saltando. Estaba ya al pie de la caja. Rodeóla pausadamente, se detuvo en uno de los ángulos, y de súbito, con un salto increíble en su pequeña talla, se plantó sobre la tapa.
Antonia no se atrevió a hacer el menor movimiento. Toda su vida se había concentrado en sus ojos.
La luna bañaba ahora enteramente la pieza. Y he aquí lo que sucedió: el sapo comenzó a hincharse por grados, aumentó, aumentó de una manera prodigiosa, hasta triplicar su volumen. Permaneció así durante un minuto, en que la pobre mujer sintió pasar por su corazón todos los ahogos de la muerte. Después fue reduciéndose, reduciéndose hasta recobrar su primitiva forma, saltó a tierra, se dirigió a la puerta y atravesando el patio acabó por perderse entre las hierbas.
Entonces se atrevió Antonia a levantarse, toda temblorosa. Con un violento ademán abrió de par en par la caja. Lo que sintió fue de tal modo horrible, que a los pocos meses murió víctima del espanto que le produjo.
Un frío mortal salía del mueble abierto, y el muchacho estaba helado y rígido bajo la triste luz en que la luna amortajaba aquel despojo sepulcral, hecho piedra ya bajo un inexplicable baño de escarcha.

El Ezcuerzo:
1.       ¿Quién es el narrador del cuento de nivel superior y cual es el del texto incluido o enmarcado? ¿por qué se hace narrar a ese narrador?
2.       De los dos cuentos: ¿Cuál puede ser el cuento realista??
3.       ¿Por qué podría ser considerado fantástico?
4.       Usted qué opina: ¿puede ser fantástico o realista?
5.       En el cuento enmarcado: identifica la situación inicial, el conflicto y la resolución
6.       Crear un cuento con un animal con poder maléfico o sobrenatural. Agrega partes de suspenso para intrigar.
7.       Crea un relato con relato enmarcado
8.       Identifica determinantes y pronombres en el texto.



FORMACION DE PALABRAS


PARA PRIMER AÑO DE SAN BLAS Y LA TÉCNICA DE PATAGONES


FORMACION DE PALABRAS
10.- IDENTIFICA LOS ADJETIVOS Y CLASIFICA
Esa mañana me levanté asustado y miré por la maldita ventana. Otra vez el mismo paisaje desolado, mar a ambos lados. Dos olas movieron el barco primero, antes de marearme salí a cubierta. Un día raro, nubes grises, viento medio fuerte y para variar, doble trabajo con las redes. Cuarenta días en el mar no se los recomiendo a nadie. Me puse los impermeables viejos y comencé. El barco argentino tenía la bandera nacional, pero daba igual, en el mar es todo igual, no hay banderas, solo trabajo. Estos días son los que me recuerdan a mi casa, mi familia. No es vida pienso, estar lejos, pero en tierra no hay trabajo. Eso me reconforta. Y cuando vuelvo soy el héroe aclamado y las miradas sonríen y la casa se llena de alegría.

PRÁCTICA DE FORMACIÓN DE PALABRAS
1.- Indica cuáles de las siguientes palabras son simples y cuáles son compuestas:
libro, reposacabezas, abrecartas, pluma, destripaterrones, carro, luz.
2.- Subraya los prefijos, si los hubiera, de las siguientes palabras: anticoagulante,
sobresaliente, superior, imposible.
3.- Añade un prefijo a cada palabra para formar una nueva: poblar, vestir, bajar,
humano, doblar.
4.- Di la palabra simple de la que derivan las siguientes: amargura, especialidad,
pianista, flacidez, veneración.
5.- Combina las raíces del grupo A con las raíces del grupo B y crea palabras
compuestas:
A: abre, guarda, hispano, salta, bien, gira
B: hablante, venida, montes, sol, costas, botellas
Busca en el diccionario el significado de cinco de las palabras que has formado.
6.- Escribe las palabras simples de las que proceden las siguientes palabras
compuestas: portafolios, aguafiestas, cortaplumas, agridulce, buenaventura, ciempiés
Separa las raíces y los morfemas flexivos de cada una de las palabras simples.
7.- Explica cuáles de las siguientes palabras son parasintéticas: paragüero, cuaderno,
carricoche, electricista, motociclista, pisapapeles, norteamericano, quinceañero,
bibliotecaria, campeón.
8.- Busca una palabra que corresponda a cada estructura:
Ejemplo: raíz + raíz.- hojalata
- Prefijo+raíz
- Raíz+sufijo
- Prefijo+raíz+sufijo
- Raíz+raíz+sufijo
¿Cuáles de las palabras que has escrito son parasintéticas? ¿De qué clase son el
resto?
9.- Señala las raíces y los morfemas que forman parte de estas palabras:
latinoamericano, dentista, trabalenguas, pared, enamorado
Di si esas palabras son simples, compuestas, derivadas o parasintéticas
10.- Escribe siglas, acrónimos y abreviaturas que conozcas, intercambia con otro compañero/a.

domingo, 1 de julio de 2018

EJERCICIOS DE PROPIEDADES TEXTUALES EJERCICIOS DE COHERENCIA Y COHESIÓN


PARA TERCER AÑO DE BAHÍA SAN BLAS

PRACTICAS DEL LENGUAJE 3ER AÑO

EJERCICIOS DE PROPIEDADES TEXTUALES     EJERCICIOS DE COHERENCIA Y COHESIÓN
COHERENCIA
1)       Lee el siguiente texto, di el tema del texto y ponle título.
La antigua Cantabria, región constantemente insumisa durante el periodo visigótico, fue la cuna de Castilla […]. Castilla es al principio un conjunto de condados dependientes de León, pero frecuentemente rebeldes. Unificada por Fernán González († 970), lucha por conseguir su autonomía, más tarde su independencia y, por último, la supremacía en la España cristiana […].
La poesía épica castellana celebrara las gestas de los condes de Castilla, la trágica leyenda de los siete Infantes de Lara y la muerte alevosa de Sancho II ante los muros de Zamora [...].
Castilla, levantisca y ambiciosa en su política, revolucionaria en el derecho, heroica en su epopeya, fue la región más innovadora en el lenguaje […], su dialecto había de erigirse en lengua de toda la comunidad hispánica.
Rafael LAPESA, Historia de la lengua española.
2)       Lee el siguiente texto y responde las cuestiones que se te plantean.
Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo.
A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.
El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.
A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud.
Julio CORTÁZAR, Historia verídica, www.ciudadseva.com
a)       Ordena los fragmentos para que el texto sea coherente.
b)       Separa la presentación, el nudo y el desenlace del texto que acabas de escribir.
c)       Teniendo en cuenta el tema del texto, escribe un título diferente al que tiene.
COHESIÓN
3)       Escribe de nuevo las oraciones siguientes sin repetir las palabras subrayadas. ¿Qué procedimientos has utilizado? Fíjate en el ejemplo.
Ejemplo: Josefina tiene muchos claveles en su casa. Cuida los claveles con mucho esmero. à Josefina tiene muchos claveles en su casa. Cuida las flores con mucho esmero (hiperónimo).
a)       Ana y su padre fueron al mercado. Ana compró productos de limpieza y su padre compró pescado.
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b)       Mi gato y tu gato han arañado la tarima del salón.
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c)       Mi amigo Juan tiene una casa en Ibiza. A mi amigo Juan le gusta descansar en la casa de Ibiza.
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4)       Subraya y clasifica los conectores que encuentres en las siguientes oraciones.
a)       Para comenzar, me gustaría dar las gracias por haber venido.
b)       La decisión estaba tomada, sin embargo, algo me decía que no saldría bien.
c)       Primero comprobaremos si el aceite está caliente, luego freiremos las patatas.
d)       Antes no había documentación sobre el caso; recientemente tienen nuevas pistas.
5)       Señala los elementos de cohesión utilizados en el texto.
Miguel Mihura empezó a escribir antes de la guerra. Tres sombreros de copa es de 1932 pero no logró estrenarla hasta 1952, por lo que su reconocimiento fue tardío.
A partir de la década de los cincuenta, Miguel Mihura empezó a estrenar sus obras teatrales con regularidad. Reaparece entonces el tema de la libertad que ya había tratado en Tres sombreros de copa en obras como ¡Sublime decisión! (1955), Mi adorado don Juan (1956) y La bella Dorotea (1963), si bien desde perspectivas diferentes. En la primera, trata la emancipación de la mujer a finales del siglo XIX. En la segunda, invita al espectador a vivir al margen de las estrictas y convencionales normas sociales. En la última, refleja el enfrentamiento de Dorotea con una sociedad mezquina y cruel.
www.enciclopedia.us.es
6)       Lee este texto y responde por escrito a las preguntas.
A primera vista, parece bastante fácil distinguir qué es y dónde está el alma. Para empezar, algunos animales ni siquiera se reconocen a sí mismos frente a un espejo. Otros, como los chimpancés, igual que nosotros, se reconocen y tienen conciencia de sí mismos. Los seres humanos tenemos imaginación, emociones y memoria: éstas eran las tres facultades del alma, según el pensamiento antiguo.
Pero... ¿dónde está el alma? ¿Dónde se cobija? Algunos filósofos y teólogos pensaban que el alma estaba en el corazón, y otros, entre ellos los primeros grandes científicos, opinaban que el alma residía en el cerebro. Así que, al parecer, el alma se hizo carne.
Pero ¿hemos resuelto de verdad el misterio del alma con esta sencilla identificación?
Eduardo PUNSET, El alma está en el cerebro.

a)       Señala los elementos de cohesión de este texto (conectores, sinónimos, pronombres, determinantes, adverbios e hiperónimos).
b)       Precisa a qué palabras sustituyen los pronombres que has señalado en el texto.

fuente:  http://blogdecastellanodeinma.blogspot.com/2015/05/ejercicios-de-propiedades-textuales-2.html