viernes, 12 de abril de 2019

El ogro con Plumas más tarea


Cuento  El ogro con plumas  de Italo Calvino
Había una vez, en un reino muy lejano, un rey que enfermó gravemente. El mago de la corte le advirtió que sólo podía curarse con una pluma del ogro de la montaña. Era algo muy difícil de conseguir, puesto que el ogro devoraba a todos los que se le acercaban.
Pero un joven soldado, valiente y leal, sintió pena por el monarca. Se puso en camino y, cuando llegó la noche, entró en una posada.
  • El ogro vive en una de las siete cavernas de la cima – le dijo el posadero -. Si te atreves, pregúntale por mi hija, quien desapareció hace muchos años. ¿Y no me traerías también a mí una de sus plumas?
  • Lo que pides tendrás – dijo el joven.
Por la mañana, el joven partió y llegó hasta la orilla de un caudaloso río. El barquero lo cruzó en su barca.
  • El ogro vive en la séptima caverna. Tráeme una pluma para mí y pregúntale por qué extraño encantamiento no puedo bajar de esta barca…
  • Lo que pides tendrás – prometió el soldado.
Luego descansó junto a una fuente que estaba seca. Su dueño le dijo:
  • Al mediodía, el ogro no está y la muchacha que lo sirve podrá ayudarte.
Averigua por qué mi fuente, que antes daba agua de oro, ahora está seca.
  • Lo que pides tendrás – le aseguró el joven.
El decidido muchacho llegó a la cima, buscó la séptima cueva y descubrió la puerta del ogro. Una bella muchacha lo recibió.
  • Te ayudaré, pero debes prometerme que me llevarás contigo. Escóndete debajo de la cama y no hagas ningún ruido, porque te comerá de un bocado si te descubre.
    La joven preparó una suculenta cena y le puso especias perfumadas para condimentarla. De esta manera, el ogro no pudo descubrir con su olfato al intruso.
    Luego de la cena, se durmió sobre su gran cama y la joven se acostó en el piso. A medianoche, le arrancó una pluma. Él protestó.
  • Es que tuve un mal sueño – le dijo la joven -. Soñé con una fuente que daba un agua de oro y ahora está seca… ¿Qué le habrá pasado?
  • Tu sueño es real. Dentro de la fuente hay una serpiente de oro enroscada; si la matan, el agua brotará nuevamente – le explicó el ogro y se durmió.
    Al rato, la joven le arrebató otra pluma. Él se quejó.
  • ¡Tuve otro sueño! Había un barquero que no podía bajar de su barca…
  • Otro sueño verdadero. Es porque está encantado: cuando alguien suba a su barca, tendrá que bajarse a tierra primero y el otro quedará atrapado.
El ogro volvió a roncar y la muchacha le arrancó la tercera pluma.
  • ¡Qué noche de pesadillas! Ahora he soñado con un posadero que no sabe dónde está su hija.
  • Esa hija eres tú. ¡Y ya no sueñes, si no quieres que te coma!
Al amanecer, los jóvenes se escaparon. Corrieron hasta la fuente y le explicaron al dueño el misterio. Cruzaron el río en la barca, le revelaron al pobre hombre cómo podría escapar de ella y le dieron una pluma. Al llegar a la posada, el padre de la joven recibió la segunda pluma y lloró de la alegría al ver a su hija. Quiso que se casara de inmediato con el valiente soldado. Él aceptó encantado. Sin embargo, fue primero a ver al rey. Con la tercera pluma lo curó de su enfermedad. El monarca le dio una cuantiosa recompensa y el soldado se fue corriendo a su boda.
    ¿Y el ogro? Al parecer, los había perseguido para devorarlos, pero luego de cruzar el río, el barquero había saltado antes que él. El ogro nunca más pudo bajarse, porque todos conocían el truco y no volvieron a subir a la barca.
En Cuentos populares italianos. Buenos Aires, Fausto 1978. (Versión de Stela Maris Cochetti)
Actividades

1)       Reemplazá por un sinónimo (palabra con el mismo significado o similar) las palabras subrayadas.
entró en una posada.”
“le dio una cuantiosa recompensa”.
2)       ¿Qué cualidades tiene el soldado? ¿Por qué decide emprender la aventura?
3)       ¿Por qué nadie quiere ir a buscar las plumas?
4)       ¿Qué características posee el ogro?
5)       Menciona los datos que aportan el posadero, el barquero y el caballero para ayudar al joven.
           Explicá qué le solicitan a cambio.
6)       ¿Qué le pide la muchacha al soldado? ¿Cómo consigue las plumas y las respuestas?
7)       ¿Por qué el ogro no puede atraparlos?
8)       ¿Cuáles son los aspectos del cuento que podrían calificarse como maravillosos?
9)    ¿Cuál es la fórmula de apertura del cuento?
10)    Hacé una lista de los personajes. ¿Se los nombra por su condición o tienen apodos relativos a alguna característica particular?
12)    ¿Qué número se repite en el relato? ¿Cuál es la frase que se reitera? ¿Qué relación tienen estas repeticiones con la tradición oral?
13)    Los personajes del cuento se ayudan mutuamente para solucionar sus problemas. Comenten situaciones en las que la ayuda mutua les haya servido para solucionar dificultades. 
14)    La estructura narrativa tiene tres partes: el marco narrativo, el nudo y el desenlace. El marco narrativo está constituido por la situación inicial en la que se encuentran los personajes, y el lugar y la época en los que ocurren los hechos. En los cuentos maravillosos, estos dos últimos elementos suelen permanecer indeterminados.
El nudo se presenta como una complicación, un cambio de situación, que obliga a actuar al personaje principal o protagonista, quien debe emprender la aventura.
El desenlace es la solución del problema. Esta puede ser favorable o desfavorable para el protagonista.
Señala si las acciones corresponden al marco narrativo (M), al nudo, (N) o al desenlace (D).

El rey se cura y los jóvenes se casan.
El rey enferma.
El joven llega a la cueva del ogro.
La muchacha consigue las plumas y las respuestas.
El ogro es castigado.
El soldado encuentra al posadero, al barquero y al dueño de la fuente
15) escribir un cuento con un hada, un/a joven valiente, una bruja o mago y un duende. Puedes agregar personajes si quieres. Lugares posibles: un bosque encantado, un castillo inmenso, una tierra flotante, un reino mágico.
16) Dibuja animales mágicos de cuentos maravillosos.



REversionar cuentos tradicionales o populares


Reversionar cuentos tradicionales o populares
Luego desarrolla:
1-    Crear nuevas versiones de Caperucita Roja de las siguientes formas:  a)    Cambia el desarrollo o final de Caperucita Roja  b)    Crea una nueva versión con: Caperucita Roja que se las sabe todas o en el espacio exterior o presidenta del bosque o cazalobos. Elige una. C) ¿Tienen cierto humor los dos textos? ¿En qué lo encuentra?
2-    escribe la nueva historia de los tres chanchitos y el lobo de dos maneras:
Primera: los tres chanchitos son ladrones y el lobo es un policía.  Segunda: los tres chanchitos son muy ricos y el lobo es un muerto de hambre.
3-    reescribe el cuento del patito feo u otro que recuerdes en versión de lenguaje turro.
4-    reescribe Hansel y Gretel en versión gauchesca, espacial, o combinada.
5-    Responde las siguientes preguntas abiertamente o con humor: a-    ¿Quién es, dónde nació y con quién vive el cuco?  /  b-    ¿Cómo creció el hombre de la bolsa, que hace con los chicos?  /  c-    ¿por qué está tan gordo papá Noel? ¿Cómo hace para entregar los regalos en una noche?  /  d-    ¿Por qué los reyes magos no andan en auto? ¿Qué hacen cuando se encuentran con zapatillas olorosas?  /  e-    El Ratón Pérez: ¿Qué hace con los dientes? ¿De dónde saca la plata?
En 4 príncipes 4, de Luisa Valenzuela aparecen estos cuentos
Príncipe 1
Como príncipe puede que tenga sus defectos, pero sabe que para sapo es una maravilla. Igual está triste. La doncella que lo besó ya no es más de este mundo. En su momento el príncipe no quiso dejar una testigo de la mutación por él sufrida, y ahora se arrepiente. No hay nadie en el castillo que pueda narrarle su pasado, y él necesita que le hablen del charco, del repetido croar: es una cuestión de voces. Para el amor, para la reproducción digamos, le es imprescindible una voz vibrante con las exactas entonaciones de su especie. Ella era así, tenía el tono justo, pudo comprender la súplica de él. Ella comprendió y después de pensarlo un rato, atendiendo a sus ruegos, lo besó. A causa de ese simple acto no contó el cuento.
Ahora el príncipe-sapo, en su aislamiento afectivo, sólo puede repetírselo a quien quiera escucharlo. A veces lo embellece, al cuento.
No es lo mismo.

Príncipe 2
Ese príncipe practica su beso que despierta. Reconoce ser único en dicha habilidad y pretende afinarla al máximo. Su éxito no es total. No importa: es extremadamente apuesto, joven, tiene tiempo.
Considera que su éxito no es total y absoluto no porque las doncellas que besa no despierten, no. Todo lo contrario. Sabe llegarse con gran sigilo hasta las castas alcobas y cuando encuentra a las doncellas sumidas en el más profundo de los sueños, las besa. Y las doncellas despiertan. Demasiado. Se vuelven exigentes, despiertan a la vida, al mundo, a sus propios deseos y apetencias; empiezan los reclamos.
No es así como él las quiere.
Insiste en su empeño porque algún día le tocará la verdadera prueba, la definitiva. Sabe que en algún lugar del desaforado reino yace una princesa hermosa, irremisiblemente dormida, que lo está esperando para su salvación. La salvación de ella y también la de él. Simultáneas, equivalentes.
Entregado a la búsqueda, el príncipe de nuestra historia besa por acá y besa por allá sin prestar demasiada atención a los resultados. Besa y se va, apenas un poco inquieto. Los años no pasan para él mientras persiste en su búsqueda. Él sigue igual de joven y apuesto, pero su beso obtiene resultados cada vez más profundos. Sigue buscando tan sólo en apariencia, desinteresado por dichos resultados.
Y cuando por fin encuentra a la bella princesa durmiente, la misma que lo espera desde siempre para ser despertada por él, no la toca. Sin besarla ni nada, sin siquiera sacarla de su facetado sarcófago de cristal, la hace transportar a palacio con infinitas precauciones. Allí la ubica en una estancia cerrada a resguardo del sol y desde lejos la contempla, inmóviles ella y él, distantes. Ella es una joya. Ella es hermosa y yace en su sarcófago como pidiendo el beso. Al príncipe el beso que despierta se le seca en la boca, se le seca la boca, todo él se seca porque nunca ha logrado aprender cómo despertar lo suficiente sin despertar del todo.
“La respeto”, les dice a quienes quieran escucharlo.
Y ellos aprueban.
En estos cuentos: 1- En el príncipe 1, ¿Cómo los ayuda la princesa? ¿Qué le molesta de la princesa y qué hace para solucionarlo? ¿Qué problemas tiene después y de qué se arrepiente?
En príncipe 2, ¿Qué habilidad tenía el príncipe y qué le sucede cuando la usa? ¿Qué le molesta luego de usar su habilidad? 
2- Reconoces alguna versión clásica de princesas? ¿Quiénes soy y qué cambios tuvieron?
b- Crear un relato cambiando alguna de las historias clásicas como Cenicienta, Blancanieves y los siete enanitos, Rapunzel, etc.
3- Escribe un cuento libre o una carta de un personaje de cuento tradicional a otro.


El príncipe vago anónimo mas tarea


El príncipe vago           Autora: Eva María Rodríguez
Hace mucho tiempo, en un reino muy lejano, vivía un príncipe que se pasaba el día sin hacer nada y por eso le llamaban el príncipe vago.

Sus padres, el rey y la reina, no sabía qué hacer con él para animarle a que hiciera algo. El príncipe se negaba a hacer cualquiera de las cosas que le proponían, y se pasaba el día mirando por la ventana, paseando por los jardines de palacio o mirando al cielo.

Un día, el rey y la reina tuvieron que ausentarse del palacio, y encomendaron al príncipe la dura tarea de encargarse del reino.

El príncipe vago pensó que dirigir el reino era algo de lo que se encargaban los consejeros y los ministros. Pero descubrió que no era así.

En ausencia de sus padres, el país se volvió loco. Empezaron las luchas por el poder y las discusiones entre las personas para ver quién conseguía imponerse a los demás.

Los días pasaban, los reyes seguían sin volver y el príncipe se dio cuenta de que era su deber actuar, pero ningún consejero o ministro le hizo caso. Es más, intentaron cazarlo para meterlo en las mazmorras. Pero el príncipe huyó a tiempo, y se alejó de aquel lugar.

- ¿Qué voy a hacer ahora? -se lamentaba el príncipe.

En ese momento, pasó un jinete por allí. Era un mensajero real que, al ver al príncipe, se paró para darle una carta. Era de sus padres. Necesitaban ayuda. Llevaban meses cautivos. Una banda de bandoleros los había capturado.

El príncipe pensó en volver para pedirle al ejército de su padre que acudiera a rescatarlos. Pero con lo que había visto, el muchacho dudó de que fuera a servir para algo.
- Yo te acompañaré, joven príncipe -dijo el mensajero.

El príncipe y el mensajero viajaron durante meses. Pasaron hambre, frío y muchas calamidades. El príncipe vago tuvo que aprenden a cazar, a cocinar e incluso a remendarse la ropa él mismo. Tuvo que aprender a cuidar del único caballo que tenían, a subir a los árboles a coger fruta y buscar bayas. Incluso tuvo que aprender a manejar la espada y el arco por si tenía que luchar con quienes habían cogido a sus padres.

Por fin, llegaron al lugar donde los reyes estaban presos. Pero estaban muy bien vigilados, y era difícil llegar a ellos y sacarlos de allí sin hacer ruido.

- Nos haremos pasar por mendigos y les pediremos limosna. Les ofreceremos, a cambio, un secreto -dijo el príncipe.

Los dos muchachos se acercaron a la banda de ladrones. El príncipe les ofreció contarles cómo asaltar el palacio real si les dejaban pasar la noche allí.
Los ladrones accedieron. A la mañana siguiente, el príncipe les contó el secreto y, cuando se fueron, liberó a sus padres.

- ¿Qué has hecho? -preguntó el rey-. ¡Estás loco!
- Tranquilo -respondió el príncipe-. Tu reino está hecho un desastre. Además, solo les he contado una parte. Cuando lleguen, el ejército los detendrá.

Los reyes, el príncipe y el mensajero regresaron a su país. Cuando llegaron, el ejército ya había apresado a toda la banda de ladrones.

Pero el rey no podía creer lo que veía. Su reino se había vuelto pobre, y reinaba el alboroto y la miseria por todas partes.

- A partir de ahora, todo volverá a ser como antes -sentenció el rey.

El rey reunió a los pocos servidores leales que quedaban, que habían sido encarcelados, y encerró a los que se habían aprovechado de su ausencia.
El muchacho, convertido ya en un hombre, ayudó a su padre el rey a dirigir el reino, que volvió a florecer.

Un día, al cabo de mucho tiempo, el mensajero le preguntó por qué había sido tan vago de niño. El príncipe le respondió:
- Todo el mundo se empeñó en decir que era un vago, y pensé que ese era mi destino. Pero he comprendido que yo soy quien debe elegir lo que quiere ser, y que no debo dejar que las etiquetas que me pongan los demás nublen mi camino.

Y así fue como el joven príncipe se convirtió en un gobernante trabajador y respetado por su pueblo.


Preguntas:
1-      ¿En qué tiempo y lugar sucede la historia?
2-      ¿Cómo era la vida del Príncipe?
3-      ¿Las gentes del reino le hacen caso cuando el príncipe da órdenes? ¿Por qué?
4-      ¿Qué situación sucede en el reino y qué hace el príncipe para solucionarlo?
5-      ¿Qué prejuicio o etiqueta posee el príncipe? ¿eso cambia al final del cuento?
6-      Según tu opinión: ¿las etiquetas o prejuicios que nos pone la gente, nos condicionan en nuestra vida? Cuenta un ejemplo de alguien que conozcas que le suceda
7-      ¿Qué consejos darías para que la gente cambie y luche contra los prejuicios que los condicionan? ¿Por qué no es bueno que la gente ponga etiquetas o prejuicios sobre las personas?
8-      Inventa una historia en donde un personaje tiene un prejuicio que lo condiciona, como el príncipe, y lo supera. Min. 8 renglones.
9-      ¿Qué debería haber hecho el padre para que el príncipe no fuera vago?
10-   Nombra tres trabajos que hace el hombre y tres la mujer. Pregunta personal: ¿Está bien que se dividan así los trabajos de varones y mujeres? ¿por qué?
11-   ¿Por qué es bueno trabajar? ¿Qué ventajas tiene?
12-   Realiza un dibujo que represente el cuento.


Las medias de los flamencos, de Horacio Quiroga más preguntas


 PARA PRIMER AÑO
                                   LAS MEDIAS DE LOS FLAMENCOS  Horacio Quiroga          

Cierta vez las víboras dieron un gran baile. Invitaron a las ranas y los sapos, a los flamencos, y a los yacarés y los pescados. Los pescados, como no caminan, no pudieron bailar; pero siendo el baile a la orilla del río, los pescados estaban asomados a la arena, y aplaudían con la cola.
Los yacarés, para adornarse bien, se habían puesto en el pescuezo un collar de bananas, y fumaban cigarros paraguayos. Los sapos se habían pegado escamas de pescado en todo el cuerpo, y caminaban meneándose, como si nadaran. Y cada vez que pasaban muy serios por la orilla del río, los pescados les gritaban haciéndoles burla.
Las ranas se habían perfumado todo el cuerpo, y caminaban en dos pies. Además, cada una llevaba colgando como un farolito, una luciérnaga que se balanceaba.
Pero las que estaban hermosísimas eran las víboras. Todas sin excepción, estaban vestidas con traje de bailarina, del mismo color de cada víbora. Las víboras coloradas llevaban una pollerita de tul colorado; las verdes, una de tul verde; las amarillas, otra de tul amarillo; y las yararás, una pollerita de tul gris pintada con rayas de polvo de ladrillo y ceniza, porque así es el color de las yararás.
Y las más espléndidas de todas eran las víboras de coral, que estaban vestidas con larguísimas gasas rojas, blancas y negras, y bailaban como serpentinas. Cuando las víboras danzaban y daban vueltas apoyadas en las puntas de la cola, todos los invitados aplaudían como locos.
Sólo los flamencos, que entonces tenían las patas blancas, y tienen ahora como antes la nariz muy gruesa y torcida, sólo los flamencos estaban tristes, porque como tienen muy poca inteligencia, no habían sabido cómo adornarse. Envidiaban el traje de todos, y sobre todo el de las víboras de coral. Cada vez que una víbora pasaba por delante de ellos, coqueteando y haciendo ondular las gasas de serpentina, los flamencos se morían de envidia.
Un flamenco dijo entonces:
–Yo sé lo que vamos a hacer. Vamos a ponernos medias coloradas, blancas y negras, y las víboras de coral se van a enamorar de nosotros.
Y levantando todos el vuelo, cruzaron el río y fueron a golpear en un almacén del pueblo.
– ¡Tantan! –pegaron con las patas.
– ¿Quién es? –respondió el almacenero.
–Somos los flamencos. ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras?
–No, no hay –contestó el almacenero–. ¿Están locos? En ninguna parte van a encontrar medias así.
Los flamencos fueron entonces a otro almacén.
– ¡Tantan! ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras?
El almacenero contestó:
–¿Cómo dice? ¿Coloradas, blancas y negras? No hay medias así en ninguna parte. Ustedes están locos. ¿Quiénes son?
–Somos los flamencos –respondieron ellos.
Y el hombre dijo:
–Entonces son con seguridad flamencos locos.
Fueron entonces a otro almacén.
– ¡Tantan! ¿Tiene medias coloradas, blancas y negras?
El almacenero gritó:
– ¿De qué color? ¿Coloradas, blancas y negras? Solamente a pájaros narigudos como ustedes se les ocurre pedir medias así. ¡Váyanse enseguida!
Y el hombre los echó con la escoba.
Los flamencos recorrieron así todos los almacenes, y de todas partes los echaban por locos.
Entonces un tatú, que había ido a tomar agua al río, se quiso burlar de los flamencos y les dijo, haciéndoles un gran saludo:
– ¡Buenas noches, señores flamencos! Yo sé lo que ustedes buscan. No van a encontrar medias así en ningún almacén. Tal vez haya en Buenos Aires, pero tendrán que pedirlas por encomienda postal. Mi cuñada, la lechuza, tiene medias así. Pídanselas, y ella les va a dar las medias coloradas, blancas y negras.
Los flamencos le dieron las gracias, y se fueron volando a la cueva de la lechuza. Y le dijeron:
– ¡Buenas noches, lechuza! Venimos a pedirle las medias coloradas, blancas y negras. Hoy es el gran baile de las víboras, y si nos ponemos esas medias, las víboras de coral se van a enamorar de nosotros.
– ¡Con mucho gusto! –respondió la lechuza–. Esperen un segundo, y vuelvo enseguida.
Y echando a volar, dejó solos a los flamencos; y al rato volvió con las medias. Pero no eran medias, sino cueros de víbora de coral, lindísimos cueros recién sacados a las víboras que la lechuza había cazado.
–Aquí están las medias –les dijo la lechuza–. No se preocupen de nada, sino de una sola cosa: bailen toda la noche, bailen sin parar un momento, bailen de costado, de pico, de cabeza, como ustedes quieran; pero no paren un momento, porque en vez de bailar van entonces a llorar.
Pero los flamencos, como son tan tontos, no comprendían bien qué gran peligro había para ellos en eso, y locos de alegría se pusieron los cueros de las víboras de coral, como medias, metiendo las patas dentro de los cueros que eran como tubos. Y muy contentos se fueron volando al baile.
Cuando vieron a los flamencos con sus hermosísimas medias, todos les tuvieron envidia. Las víboras querían bailar con ellos, únicamente, y como los flamencos no dejaban un instante de mover las patas, las víboras no podían ver bien de qué estaban hechas aquellas preciosas medias.
Pero poco a poco, sin embargo, las víboras comenzaron a desconfiar. Cuando los flamencos pasaban bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver bien.
Las víboras de coral, sobre todo, estaban muy inquietas. No apartaban la vista de las medias, y se agachaban también, tratando de tocar con la lengua las patas de los flamencos, porque la lengua de las víboras es como la mano de las personas. Pero los flamencos bailaban y bailaban sin cesar, aunque estaban cansadísimos y ya no podían más.
Las víboras de coral, que conocieron esto, pidieron enseguida a las ranas sus farolitos, que eran bichitos de luz, y esperaron todas juntas a que los flamencos se cayeran de cansados.
Efectivamente, un minuto después, un flamenco, que ya no podía más, tropezó con el cigarro de un yacaré, se tambaleó y cayó de costado. Enseguida las víboras de coral corrieron con sus farolitos, y alumbraron bien las patas del flamenco. Y vieron qué eran aquellas medias, y lanzaron un silbido que se oyó desde la orilla del Paraná.
– ¡No son medias! –gritaron las víboras –. ¡Sabemos lo que es! ¡Nos han engañado! ¡Los flamencos han matado a nuestras hermanas y se han puesto sus cueros como medias! ¡Las medias que tienen son de víbora de coral!
Al oír esto, los flamencos, llenos de miedo porque estaban descubiertos, quisieron volar; pero estaban tan cansados que no pudieron levantar una sola ala. Entonces las víboras de coral se lanzaron sobre ellos, y enroscándose en sus patas les deshicieron a mordiscones las medias. Les arrancaban las medias a pedazos, enfurecidas, y les mordían también las patas, para que se murieran.
Los flamencos, locos de dolor, saltaban de un lado para otro, sin que las víboras de coral se desenroscaran de sus patas. Hasta que al fin, viendo que ya no quedaba un solo pedazo de media, las víboras los dejaron libres, cansadas y arreglándose las gasas de su traje de baile.
Además, las víboras de coral estaban seguras de que los flamencos iban a morir, porque la mitad, por lo menos, de las víboras de coral que los habían mordido, eran venenosas.
Pero los flamencos no murieron. Corrieron a echarse al agua, sintiendo un grandísimo dolor. Gritaban de dolor, y sus patas, que eran blancas, estaban entonces coloradas por el veneno de las víboras. Pasaron días y días, y siempre sentían terrible ardor en las patas, y las tenían siempre de color de sangre, porque estaban envenenadas.
Hace de esto muchísimo tiempo. Y ahora todavía están los flamencos casi todo el día con sus patas coloradas metidas en el agua, tratando de calmar el ardor que sienten en ellas.
A veces se apartan de la orilla, y dan unos pasos por tierra, para ver cómo se hallan. Pero los dolores del veneno vuelven enseguida, y corren a meterse en el agua. A veces el ardor que sienten es tan grande, que encogen una pata y quedan así horas enteras, porque no pueden estirarla.
Esta es la historia de los flamencos, que antes tenían las patas blancas y ahora las tienen coloradas. Todos los pescados saben por qué es, y se burlan de ellos. Pero los flamencos, mientras se curan en el agua, no pierden ocasión de vengarse, comiéndose a cuanto pescadito se acerca demasiado a burlarse de ellos.

Responder:
1-       Busca cinco palabras que no entiendas y cópialas en la carpeta.
2-       ¿Donde sucede el cuento? Copia dos frases en donde se describa parte del paisaje.
3-       ¿Cuál es el tema que trata este cuento?
4-       ¿Cuál es el conflicto y cómo se resuelve?
5-       ¿Qué características tienen los animales?
6-       ¿Cuáles son los animales que se preocupan por la apariencia? ¿Está bien lo que les sucede?
7-       Piensa en uno de los pecados capitales y escribe un cuento con animales representando ese tema.