viernes, 1 de septiembre de 2017

Continuidad de los parques con práctico



 Cortázar es uno de los mejores cuentistas argentinos y nos regala en su prosa mundos por los cuales viajar y ser mucho más de lo que somos.
 

Continuidad de los parques                       Julio Cortázar




Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
a) ¿Qué prioridad o importancia le da el lector al texto que está leyendo? (citá dos fragmentos que lo prueben).
 b) Describí lo más detalladamente el lugar donde está leyendo y su contexto.
 c) Atendiendo a esta frase “…la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba…” definí al lector: -¿es un tipo que toma distancia del texto y analiza los hechos mientras lee? -¿es un tipo que se olvida del mundo real y se sumerge en el argumento desando llegar al final? (más adelante aparecen otras frases que orientan en el mismo sentido).
 d) Cuando hayas terminado de leer el texto (y de haberlo comprendido) explicá el significado de la frase “…dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento”.
 e) ¿Qué tipo de novela está leyendo?
 f) ¿Cómo es el paisaje en que se encuentran los personajes en ese momento de la novela?
 g) Relacionalo con la descripción que hiciste en el punto b.
 h) ¿Qué intención tiene el protagonista de la novela?
 i) Hasta aquí el relato no presenta mayores complicaciones, pero cuando llegamos a la frase “se separaron en la puerta de la cabaña” ya no entendemos nada ¿Por qué?
 j) ¿A dónde se dirige el protagonista a continuación? (si no te das cuenta, esperá a llegar al final).
 k) ¿Quién le suministra los datos necesarios para guiarse?
 l) Para sorpresa del lector ¿quién termina siendo la víctima?
 m) Si pensamos que el mundo del lector de la novela pertenece al plano “de lo real” y el mundo de los personajes al plano de “lo ficcional” ¿qué ha ocurrido entre ambos planos?
 n) ¿Qué consecuencia inquietante arroja esta conclusión con respecto a vos como lector?
 o) Indagá en la web los conceptos de “lector macho o activo” o “lector hembra o pasivo” del propio Cortázar y vincúlalo con el relato.
 p) Busca el concepto de “metalepsis narrativa”. Y dale un sentido al título del cuento.
 q) Crea un cuento en donde el personaje pasa un nivel de ficción y se mete con el lector.

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